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La transición al Mundial de Clubes significó una globalización del fútbol de clubes, integrando a campeones de todas las confederaciones. Este cambio amplió el espectro competitivo, aunque en la práctica, la competencia ha sido fuertemente dominada por la UEFA, con la CONMEBOL como el rival más próximo.
Desde 2000, el torneo ha tenido distintas modificaciones, incluyendo la incorporación de semifinales directas para los equipos europeos y sudamericanos, y ahora una expansión programada para 2025 con 32 clubes, lo que promete darle un nuevo impulso competitivo.
Real Madrid encabeza el palmarés con cinco títulos en el formato FIFA y cuatro más en la antigua Copa Intercontinental, lo que suma nueve coronas mundiales. Su estilo de juego, su plantilla galáctica y la solidez institucional lo han convertido en el referente máximo del torneo. Como bien digo en mi experiencia:
«Real Madrid: Es el rey absoluto del Mundial de Clubes… han demostrado una capacidad impresionante para ganar este trofeo. Sus victorias, a menudo acompañadas de un fútbol de élite, reflejan la supremacía del fútbol español.»
El FC Barcelona, con tres títulos, también ha dejado su huella, especialmente durante las eras de Guardiola y Luis Enrique, cuando su fútbol de posesión marcó una era dorada.
Otros equipos europeos como el Bayern Múnich, Chelsea, Manchester United, Liverpool, Inter de Milán y Manchester City han alzado el trofeo, confirmando la superioridad técnica y táctica del fútbol europeo a nivel de clubes. En resumen, la Champions League ha producido campeones que rara vez fallan al momento de competir en el Mundial de Clubes.
En el formato actual de la FIFA, Corinthians ha sido el equipo más destacado con dos títulos (2000 y 2012). Su victoria sobre el Chelsea en 2012 es particularmente memorable:
«Corinthians (2 títulos): Su victoria en la primera edición del torneo y su triunfo sobre el Chelsea en 2012 son hitos que demuestran la pasión y la competitividad del fútbol brasileño.»
El São Paulo derrotó al Liverpool en 2005 y el Internacional de Porto Alegre sorprendió al Barcelona de Ronaldinho en 2006, demostrando que la garra sudamericana aún puede hacer temblar a los colosos del norte.
No obstante, el desafío para los clubes de la CONMEBOL ha sido mantenerse competitivos en un entorno cada vez más desigual. La migración temprana de talentos hacia Europa ha reducido su capacidad para formar equipos ganadores a largo plazo. Como menciono:
«A pesar de estos éxitos, es evidente que la brecha económica y deportiva entre Europa y Sudamérica se ha ampliado… haciendo que los clubes sudamericanos tengan un reto aún mayor.»
- Kashima Antlers (Japón) llegó a la final en 2016 y forzó el tiempo extra contra el Real Madrid.
- Al-Ain (Emiratos Árabes Unidos) sorprendió en 2018 eliminando a River Plate para llegar a la final.
- Al-Hilal (Arabia Saudita) también alcanzó la final recientemente, consolidando el crecimiento del fútbol saudí.
«Clubes asiáticos y africanos: Equipos como el Kashima Antlers, Al Ain o Al-Hilal han llegado a la final, superando las expectativas y mostrando el crecimiento del fútbol en sus respectivas regiones.»
Este tipo de actuaciones no solo enriquecen el torneo, sino que demuestran que la brecha se puede acortar con una planificación adecuada, inversión en infraestructura y formación de talentos.
A nivel de confederaciones, la UEFA domina ampliamente, seguida de la CONMEBOL. La AFC, la CAF y la CONCACAF han conseguido llegar a instancias finales, pero sin concretar un título.
Entre los clubes con más títulos:
- Real Madrid: 5 (FIFA), 4 (Intercontinental)
- Barcelona: 3
- Corinthians: 2
- Bayern Múnich: 2
Las estadísticas también muestran que los campeones europeos suelen ganar con una diferencia promedio de 2 o más goles, aunque las finales más parejas suelen involucrar a clubes sudamericanos.
«El nuevo formato de 32 equipos para 2025 promete una mayor diversidad de campeones potenciales, ya que más equipos de diferentes confederaciones tendrán la oportunidad de competir al más alto nivel.»
Aunque la dominancia europea podría mantenerse, esta evolución abre la puerta para sorpresas, mayor representación continental y, sobre todo, una revalorización del torneo como el verdadero campeonato global de clubes.
La FIFA también busca elevar el prestigio del torneo, acercándolo al nivel de una Copa Mundial de selecciones. Esto podría implicar mejores premios, mayor visibilidad y una estructura que garantice un espectáculo competitivo.
«Los campeones del Mundial de Clubes son un reflejo del poderío del fútbol europeo… pero las victorias sudamericanas son un recordatorio de que en el fútbol nada está escrito.»
Con un pasado glorioso, un presente desafiante y un futuro prometedor, el Mundial de Clubes sigue siendo un torneo imprescindible para entender la evolución del fútbol de élite. La esperanza es que el nuevo formato no solo aumente la diversidad de participantes, sino también la de campeones, en un escenario donde cualquier equipo del mundo pueda soñar —y lograr— ser el mejor club del planeta.